El maldito miedo a hablar en público. ¡Hazlo con miedo!

Desarrollo PersonalLeave a Comment on El maldito miedo a hablar en público. ¡Hazlo con miedo!

El maldito miedo a hablar en público. ¡Hazlo con miedo!

Tu sabes que hacerlo es muy bueno para tu carrera. Entiendes que es una habilidad que debes dominar para lograr cualquier gran objetivo. Incluso lo has hecho otras veces y ha salido todo bien. Pero de solo pensar en un escenario y un micrófono, las piernas te tiritan y se te hace un nudo en la garganta.

Si eso te pasa a ti, debes saber que estás entre el 75% de las personas que hablar en público les da ansiedad. A algunos se les seca la boca, a otros le transpiran las manos y otros tartamudean. Incluso están quienes sin manifestaciones visibles, igualmente sienten mucho nervio y ansiedad. ¡No estás solo!

Un estudio de la Universidad de Chapman muestra que hablar en público es el principal miedo (sobre cualquier otro) de los estadounidenses. ¿Puedes creer que la gente le tiene más miedo a hablar en público que a morir?

¿Por qué es importante dominar esta habilidad?

Estar permanentemente extendiendo tu zona de confort con nuevas experiencias es algo que te traerá nuevos aprendizajes y habilidades. Pero es incómodo. Hacer cosas que no sabemos muy bien o nos dan nervio, nos tensiona. Pero justamente en ese lugar ocurre la magia.

A.- COMO EMPRENDEDOR: te tocará hacer tu “pitch” en diferentes ambientes. Algunas veces frente a pocas personas y otras ante grandes audiencias. Pero será la puerta para levantar capital, vender tu producto o atraer a los mejores talentos.

B.- COMO LIDER: tendrás que hacer presentaciones a tus equipos o en grandes conferencias. Presentar bien te dará credibilidad, motivarás a tu gente y transmitirás seguridad respecto a lo que dices. Por supuesto que también transmitirás la información de valor más clara y accionable.

C.- COMO COLABORADOR: te tocará presentar un proyecto a tus jefes o a tus clientes. En esas instancias mostrarás lo que sabes y te abrirá puertas para ganar grandes cuentas o te dará visibilidad para un asenso.

El contenido puede ser una joya. El fondo es importantísimo. Y es ahí donde está la verdadera “carne” de lo que comunicas. Sin embargo la oratoria es lo funcional. Es la forma que conquista o aburre. Un mismo contenido puede ser contado con una audiencia que hasta se emociona con lo que cuentas, o que ya no aguanta más en esa sala y solo quiere irse. El hablar en público te abrirá puertas. El saber contar historias. El utilizar los tonos para dar énfasis. Que se entienda con claridad lo que dices. La oratoria es una ciencia y un arte que debes dominar por que te permitirá lograr grandes objetivos.

¿Y qué se hace con el miedo entonces?

Que sea tan importante y que lo entiendas no quita que sigas sintiendo miedo y ansiedad. Sabes que es importantísimo pero te sigue produciendo lo mismo que antes. 

En lo personal me ha tocado desde diferentes espacios tener que hablar en público, y te contaré 6 cosas que hago para enfrentarlo. Y si bien, hoy en día puedo controlar el nervio y hasta siento una placentera adrenalina, cada vez que tengo que hacerlo, siento el nervio en el estómago. Se me seca la boca y debo trabajar mis “rituales.

1.- El hacerlo muchas veces disminuye la incertidumbre

Mientras más veces presentas, empiezas a conocerte. Ya deja de ser “miedo a hablar en público” y se convierte en cosas específicas que puedes empezar a trabajar. 

Por ejemplo, a mi se me seca la boca cuando siento mucha tensión. Y hoy, cada vez que voy a hacer una presentación, siempre tengo a mano una botella o vaso de agua, y aprendí que si me imaginaba mordiendo un limón, eso se me pasa. Cuando termino con la ansiedad de: “¿qué hago si se me seca la boca?”, también voy liberando espacios para sentirme más libre para presentar.

Conozco personas que les gusta estar solos antes de presentar, que les gusta mirarse a un espejo para practicar u otras que vocalizan. Que no te digan cual es la mejor para ti. Presenta muchas veces y esa exposición te irá dando las respuestas. Sentirás más tensión al principio, pero va a ser un proceso que poco a poco empezarás a disfrutar.

2.- Pon tu imaginación al servicio del relato y no a los escenarios horribles de tu mente

¿Y si me quedo callado en el escenario y todos se ríen? ¿Y si me caigo en mitad de la presentación? ¿Y si hago el ridículo? Tu mente va a empezar a correr para imaginar los peores escenarios. Como siempre ocurre cuando tienes miedo. Pero el poner esa energía en construir un relato fluido, interesante, en ser empático con tu audiencia y en sentir previamente la conexión que vas a generar con ellos te pondrá en un estado muy productivo.

Siempre pueden pasar cosas malas, y si quieres anticiparte y crear planes si es que ocurre está bien. Pero que eso no te inmovilice. Son nuevos aprendizajes. Recuerdo una vez que me junté con un inversionista para presentarle uno de mis proyectos y me hizo algunas preguntas que yo no tenía idea la respuesta. Me quedé en blanco y el no era empático con lo que eso podía hacerme sentir. ¿Pero sabes qué? Lo primero que hice cuando salí de esa reunión fue estudiar las respuestas. No pasó nada terrible, y a la siguiente reunión ya tenía las respuestas. Mucho de lo terrible que puede pasar está en tu mente. Si algo no funciona perfecto, es mejor que no hacerlo. Tienes éxito o aprendes. Los dos son buenos resultados.

3.- Practica en toda instancia y momento

Soy de los que le cuenta historias a mis hijas. Ese es uno de mis mejores “campos de entrenamiento”. Debo crear un relato interesante, jugar con los tonos, empatizar con lo que mi hija va sintiendo y manejando los timings. Y todo eso en un lugar con cero riesgo. 

Como esos espacios hay cientos. Tu familia, tus amigos, tus equipos, etc. Presenta cada vez que puedas. Hacerlo te va haciendo encontrar tu estilo. Tu sello. Te permite variar dependiendo quien está al otro lado y te da soltura. Quizás nunca pierdas el miedo. Pero prometo que cada vez es más manejable ese temor e incluso puede pasar que lo disfrutes. Y mucho.

4.- Intenta conectarte con la audiencia

Este es probablemente mi mejor secreto. Averigua todo lo que puedas de tu audiencia. Que hacen, que les gusta, por qué van a ese evento o charla. El entenderlos te va a permitir construir un relato afín a tu audiencia o adaptar los que ya tienes.

En lo personal soy el mismo presentador, pero hay veces que he entrado en estado de “flow” y disfrutado de forma increíble hacer una charla o presentación. Y otras veces con el mismo contenido y relato, he sentido que no fluía para nada. Eso siempre ocurre por el lazo que puedes generar con la audiencia. Mira a los ojos a la gente, hazles preguntas, preséntales cosas útiles o inspiradoras. Cuando aprendes a conectar, todo lo demás ocurre de forma muy placentera.

5.- Presenta sobre cosas que sabes

Una de las mejores formas de disminuir el miedo, es presentar cosas sobre las que te sientes seguro. Te apasionan, las respiras, las has estudiado y trabajado sobre eso. Siempre habrá alguien que sepa más que tú, pero si presentas sobre algo que dominas, se cierran muchos flancos que podrían darte nervio. Es tu ciencia y vienes a contarle al resto lo que sabes. No importa si es tu startup o un estudio que existe. Es tu hábitat.

6.- Acepta tus vulnerabilidades

Somos seres sociales y le tememos al ridículo. Queremos ser aceptados y respetados. Pero es algo que todos queremos y sentimos. Al igual que la mayoría que siente miedo de hablar en público. Acéptalo como un hecho y no luches con ello. No seas duro con los demás ni contigo. Somos personas tratando de hacer lo mejor que podemos con los recursos que tenemos. Entrena, prepárate, da lo mejor de ti. Pero para ser un gran orador es un viaje que debes transitar con caídas y errores. Abrázalos y sorprende a todos con tus mejoras. Somos seres humanos antes que cualquier cosa tratando de ser la mejor versión de nosotros.

Hagas lo que hagas, quizás el miedo no se vaya. Pero muchas grandes cosas en la vida vienen de enfrentar los temores. Que nada te pare.

POST QUE SE ENMARCA EN EXPERIMENTO DE 50 DÍAS

Este artículo se enmarca dentro de un experimento de 50 días que busca implementar un pequeño life hack de mejoras marginales en el cuál escribiré 50 artículos, haré 5.000 abdominales y leeré 1.000 páginas de un libro en otro idioma. Puedes ver los detalles aquí.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back To Top