Un árbol, una historia y un ritual

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Un árbol, una historia y un ritual

Construir rituales para recordar

Mi hija y yo sabemos que antes de dormir, siempre tendremos nuestra instancia de padre e hija. Nuestra cita diaria y nuestro ritual de historias. Dependiendo cuanto sueño tenga, este ritual puede durar unos pocos minutos, o tantas horas como logre aguantar escuchando una seguidilla de relatos que cada vez toman tonos y temáticas más somníferas.

Un ritual es un conjunto de acciones realizadas principalmente por su valor simbólico. Y es justamente ese simbolismo el que permite que esa instancia sea única, íntima y “legendaria”. Mi hija lo sabe, yo lo se y todos los que hemos vivido rituales, sabemos lo especial que son y cuan potentes para construir cultura, formar en valores y eventualmente hacer que una acción ordinaria sea un momento inovlidable.

Inmigrantes del bosque y la pampa

Vengo de una familia de inmigrantes alemanes que se aventuraron a poblar la Patagonia chilena hace 170 años, y hoy varias generaciones más tarde, hay una cosa que se ha mantenido incolumne en nuestra familia: contar historias. Somos una familia de cuenta cuentos. Una familia donde ese ritual de las historias viene ocurriendo generación tras generación.

Yo le cuento historias a mi hija, mi padre nos contaba a mis hermanos y a mi, y asi también lo hacía mi abuelo, y el abuelo de mi abuelo. Las historias son parte de nuestra identidad, y también lo son la práctica de convertir eventos cotidianos en rituales familiares.

Los bosques también cuentan historias

Cómo mis antepasados, también decidimos dejar la ciudad y vinimos con mi familia a construir parte de nuestra historia a los campos del sur. Recuerdo que cuando era pequeño, plantaba árboles con mi abuelo y el me decía. “Cuando nosotros no estemos, ellos seguirán acá. Ellos han visto gran parte de lo que somos y cuando no estemos seguirán donde mismo. Generación tras generación han estado ahí. Acumulando años y observando en silencio”.

De forma muy íntima disfrutaba ese espacio con él y con paciencia y de forma orgánica veía como los árboles que plantábamos juntos iban creciendo lento pero sin descanso. Cada arbolito estaría ahí por muchos años.

El campo que ya no está pero guarda estos tesoros

Mi abuelo murió cuando yo era adolescente. Los árboles que plantamos juntos siguen ahí. Su campo ya no es de nuestra familia, pero esos árboles anónimos para los actuales propietarios siguen creciendo, observando y siendo un símbolo del ritual que teníamos con mi abuelo cada vez que plantábamos.

¿Qué pasaría si convirtiéramos nuestro terreno en un lugar para escribir  las historias que vivimos ahí a través de los árboles? ¿Si en vez de escribir un libro, usáramos los árboles para dejar una huella quizás mucho mas permanente que un libro mismo? ¿Y que pasaría si hacerlo, fuera el mejor de los rituales?

Creamos nuestro propio ritual

Cada visita y cada persona que nos va a visitar a nuestra parcela tiene como único deber escoger el árbol que más le gusta en un vivero que visitamos y plantarlo en el terreno. Con la Anto los acompañamos y les explicamos la importancia de ese ritual.

Cada árbol tiene nombre. El de la persona que lo plantó. Y muchos años después, cuando quizás ni yo ni la Anto estemos, ese terreno será un relato vivo de las cosas que experimentamos en él. Cada persona que pasa por allá conoce nuestra intimidad. Es parte de nuestro refugio, y deja su vivencia enraizada en el lugar. 

Quizás cualquier día caminando por el lugar miraremos cada árbol y recordaremos a quien lo plantó. Rememoraremos el disfrute que compartimos cuando nos visitaron y nos sobrecogerá todas las cosas lindas que hemos ido coleccionando en ese pedazo de tierra.

Algunas historias ya se han escrito

Llevamos cerca de 6 meses viviendo en el campo y ya tenemos cerca de 10 árboles de personas que nos han visitado y que decidieron hacerse parte de este ritual. 

Así que ya sabes…si quieres disfrutar de la naturaleza y visitarnos, lo único que tienes que hacer es elegir tu árbol favorito para que los nietos de mis nietos puedan tener una buena historia que escuchar. Cómo la que cada noche le cuento a la Anto de las cosas que me contaba mi abuelo cuando plantábamos árboles en su campo.

POST QUE SE ENMARCA EN EXPERIMENTO DE 50 DÍAS

Este artículo se enmarca dentro de un experimento de 50 días que busca implementar un pequeño life hack de mejoras marginales en el cuál escribiré 50 artículos, haré 5.000 abdominales y leeré 1.000 páginas de un libro en otro idioma. Puedes ver los detalles aquí.

Pequeñas conclusiones

1.- En escribir este micro post me demoré 35 minutos incluyendo la carga, encontrar las fotos y todo lo necesario.

2.- En hacer 100 abdominales me demoré 3 minutos en 5 series de 20 y algunos segundos de descanso entre cada una.

3.- 17 minutos leyendo 20 páginas del libro “No Filter: the inside story of Instagram”.

TOTAL: 55 minutos – 6/50 (12%) del desafío completo.

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